días suelen transcurrir sin prestarles mayor atención. es la misma rutina de siempre. no es costumbre resaltar momentos vividos. las amistades conocidas. las horas transcurridas. no obstante, hay ciertos instantes, periodos de tiempo específicos, en el que nuestra cabeza es consciente de que lo cotidiano, lo normal, puede ser extraordinario. son momentos algunas veces temidos. algunas veces inevitables. inesperados. heridas cobardes que nos atacan desprevenidos. duros embates que con dificultad logramos sortear. otras veces no corremos la misma suerte y así como los dormidos nos entregamos al sueño eterno. también podremos perder la pasión, la alegría, el motor de la existencia. sin embargo, esos momentos nos hacen reflexionar, valorar, aunque sea sólo por cortos periodos, nos conmueven hasta agradecer conocer a quiénes conocemos. agradecer ser parte de un planeta en el que se dieron las condiciones propicias para coexistir. para compartir. para disfrutar la vida. no sabemos qué nos espera en el onírico final. tal vez sea mejor. tal vez no pase nada. tal vez sólo existamos ahora. en el presente. ¿qué mejor que aprovechar esto? los momentos por nadie deseados son los más duros profesores existenciales. los únicos que verdaderamente dejan una marca imborrable en lo más profundo de tu memoria. porque jamás se olvidarán a los caídos cercanos. se podrá aprender a estar sin ellos. mas no se enterrarán en el cementerio de los recuerdos. fantasiosos solemos culpar a deidades diversas. mas sólo es el vino para embriagar la verdad, la que duele, la que mata. racionales decimos que es un adiós. pensemos, en cambio, en un óptimo panorama. el mejor final posible es la paz. "que en paz descansen" se acostumbra expresar. mejor anhelo no encuentro ahora. que paz nos brinden desde "allá". lugar misterioso. quizá mejor. quizá peor. feliz final. feliz camino. feliz estancia. felices nos hicieron. tristes se despidieron. por siempre estarán. por siempre vivirán. porque jamás se olvidarán...
los desenlaces son los principios de paz.
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