Orange Fiction (Naranjas Violentas)


Luz, cámara & acción.

ya era más de la medianoche cuando, como una vela, mi amor se apagó. no fue un proceso. no tomó casi nada de tiempo. es más, fue tan rápido que un momento miré el reloj y al otro ya no te amaba, ni siquiera te quería. había soportado tus pernoctaciones en lugares que ni conocía. había permitido tus salidas con "amigos". había permitido tus exigencias, corajes y faltas de cariño. todo lo había permitido y mi amor no se había mermado. pero algo ocurrió esa madrugada.

habías salido bien vestida, elegante, bien maquillada, perfecta. no habías dicho a dónde ibas ni a qué hora volvías, pero ya estaba acostumbrado, era lo común en tu altivo actuar. mi corazón te pertenecía. ¿corazón? ¿de dónde surgió esa expresión que siempre estará de moda? aunque ciertamente es más "poético" que decir: mi cerebro te pertenecía. o decir : produzco mucha dopamina cuando te veo. para términos prácticos diremos: mi corazón te pertenecía. a pesar de todo y todos. ¿por qué aceptaste nuestra relación
? ni siquiera te gustaba decir que éramos "pareja". tus padres no lo sabían. sólo tus más cercanos amigos me conocían como "tu novio". a mí no me importaba, lo único que me gustaba es que estábamos juntos. y había algo siempre presente en mi cuerpo, algo que me recordaba a ti, y me recordaba lo mucho que te amaba. ese algo partió pasada la medianoche. miré a mi costado, la almohada donde tú debías dormir, pero que sólo en escasas ocasiones llegabas a ocupar. miré tu armario, tus zapatos, los que yo te había comprado. miré tus vestidos, tus abrigos, todo adquirido con mi dinero. tal vez no ganaba una fortuna, pero lo poco que tenía lo gastaba en ti.

mi celular empezó a timbrar estruendosamente. debo admitir que me sobresalté. seguro eras , maldita. no respondí, ni siquiera me molesté en tomarlo. estaba en otras latitudes. lejos. me sentía libre por primera vez. tenía tan claras las cosas ahora. un plan llegó a mi mente. sabía de tu seguro de vida. era el único bien que poseías, porque igual habías engañado a tu difunto esposo, cobraste el suyo, sin embargo, a ti también te tenían asegurada. Ja. no valías ni un centavo de ese dinero. maldita. de repente reviví los momentos en que me humillabas cuando te decía que te quería. te reías. me decías que no fuera iluso. que el amor no existía. perra. alguna vez imaginé irnos a vivir a otro país, lejos de todo, como cualquier fantasía adolescente. te lo expresé. volviste a reír. volviste a llamarme iluso. no lo harías más. tomé el celular, sí eras tú la de la llamada. te marqué, puse voz de idiota enamorado, y te pregunté tu paradero. me hablaste tiernamente embrutecida por el alcohol o estupefacientes. tu voz reptaba, se arrastraba como enferma mental. ya sabía tu ubicación. tenía las llaves del auto, el auto que te compré. antes pasé por la reserva de alcohol. debía adormilar un poco a mi masa encefálica, estaba trabajando muy arduamente, se merecía un descanso. no había whisky, no había vodka, no había vino. eres una infeliz tacaña y de mal gusto. me tuve que conformar con cerveza. odio la cerveza. por suerte era "Ale", mucho mejor que la "Lager". me la zampé de un trago de todos modos, sólo quería un poco de relajación. olvidaba que la cerveza tardaba mucho en hacerme efecto y era casi nulo. tomé otro buen tarro. un poco mejor. hice una lista con lo que necesitaba. por eso mi cabeza necesitaba descanso, había trabajado sagazmente. no era mucho lo que necesitaba, pero sólo quería premiar a mi cuerpo por nada.

el lugar decía "Herpetatoo" y estaba abierto toda la noche. se secaron el cerebro para combinar reptiles con tatuajes. el encargado era como un cliché andante de tatuador. barba, pelón y panzón. actitud de rudo. perdedor. por más repugnancia que me causaba el lugar, sabía que ahí tenían lo que necesitaba. a ese imbécil le encantaba el veneno de sus "bebés", sí, así los llamaba. ridículo. pero ahora su afición sería de vital importancia en mi plan. compré un poco de veneno, estaba en un frasquito, engañé al estúpido diciendo que era una especie de científico que buscaba antídotos, le adulé su repugnante tienda, y engrandecí su "noble" trabajo. el idiota casi me creyó un dios. por poco y se mata en las escaleras al subir corriendo por los mililitros del letal y ámbar líquido. con lo indispensable en mi poder, sólo necesitaba un medio elegante para administrarlo. era admirador de los relatos de crímenes y eso. un romántico, la verdad. seguro si yo no fuera yo y fuera alguien más, me criticaría hasta morir de risa, pero doy gracias que no es el caso. primero desfiló ante mi mente el obligarte a tomarlo, cual Sócrates, cual muchos emperadores romanos. luego se me ocurrió poner un poco en cada comida, pero este veneno no funcionaba de esa forma. me avergoncé un poco de tal estupidez. por suerte, de nuevo, nadie más lo sabía. al no encontrar otros medios, opté por adquirir unas jeringas. eran baratas, y seguro producirían un efecto aterrador antes de su letal pinchazo. tuve que comprar algo de beber. mi apariencia asesina seguramente no sería tan atemorizante si me vieran tomando un Boing de mango, pero, como antes, como siempre, sólo estaba yo.

regresé a la casa. puse mi iPod en el adaptador. empezó "Psycho Killer" de los Talking Heads. hubiera sido un momento mágico, casi un milagro. pero la verdad es que en mi trayecto hice una lista con canciones que podrían "quedar" para el momento. patético, sí. con el fondo de las cabezasparlantes, empecé a pensar en mi atuendo. tenía que ser impactante. pensé en un traje a lo Vincent Vega, pero no tenía uno. y créanlo o no, lo que sí tenía era un sombrero, camisa blanca, pantalón blanco, tirantes, una "concha", botas, y pestaña postiza, ¡ah! y un bastón. sí amigos míos, su humilde asesino, quería un poco de ultraviolencia. ya vestido (pestañas y todo)y con todo el show pensado y listo para ejecutarlo, tomé la botella con el veneno. saqué una jeringa y la llené. el líquido era viscoso y costó algo de tiempo llenarla. sonaba "I'll kill her" de SoKo. y yo estaba en el sillón. faltaba algo para completar mi plató cinematográfico. fui al bar a servirme "una bien cargada". me acordé de lo tacaña y mal gusto que tenías y sólo tenías "CHELAS". odio la cerveza. entonces recordé la MilkPlus, fui al refrigerador y me serví un poco. o por lo menos así lo imaginé, porque era vil leche vacuna. y así esperé. mi lista para matar terminó con "When Death Calls" de Sabbath. y esperé más. ahora puse algo más dance. patético. sonaba "Time to Pretend" cuando una llamada interrumpió mi baile en camisa, tirantes, "concha", botas y sombrero. ¿quién sería? obviamente sabía que eras tú, pero en mi mente la escena necesitaba algo de suspenso. aclaré la garganta, descolgué y hablé. era un doctor. explicó que habían encontrado mi número en la bolsa de una señorita a la que "desafortunadamente" habían asaltado y "disparado con arma de fuego". me quedé frío. helado. inmóvil. el doctor dijo que tendría que ir a reconocer el cuerpo. estaba frustrado, no por tu muerte, sino porque mi plan, como casi todo lo que hago, no había fructificado. me dijo la dirección. busqué rápidamente una gabardina. sí, una gabardina. agarré mi iPod y busqué una canción en específico. tomé las llaves, mi bastón y todavía con el sombrero fui a tu encuentro.

serían las 4 de la mañana cuando entré al cuarto. no era un hospital, ni la morgue. era simplemente un local donde te habían "plomeado". perdedora, ni siquiera estaba grotescamente realizado. sólo te habían dado certeramente en el corazón. parecías dormir. inmediatamente te reconocí. había un hombre a tu lado. dijeron que te había intentado defender y que también le había costado la vida. me alegré, maldita prostituta infiel. le pedí al doctor que me dejara solo. el ingenuo pensó que quería llorar mi pena o algo así. al momento de irse, cerró la puerta. me desabroché la gabardina lentamente dejando al descubierto mi atuendo "droogiano". saqué el iPod del bolsillo. tomé mi bastón. me coloqué los audífonos. apreté "play". una alegre melodía empezó. te desgarré el vestido. Gene Kelly comenzó a cantar:
"Singin' in the rain
Just singin in the rain
What a glorious feeling!
I'm happy again".

Ja ja ja ja ja. mi risa retumbaba en las paredes.
Bastonazos se distinguían.
El viejo in-out.
Tu seguro de vida ahora no era importante.

El acto final, en mi mente por lo menos, no había salido tan mal.

Ludwig Van & Fade Out.

Corten.

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